Sobre Ojos, de Franca Barone
2020, Observatorio



Querida amiga,

Visité tu jardín y tengo que decirte que te ví. Vi cuando, sembrando flores, conejos y tubérculos, abriste un túnel que espiaste con demasiada curiosidad, demasiado olfato y caíste dentro.

No usabas guantes ni herramientas: con tus manos sacabas toda la tierra. Una parte la deslizabas entre tus rodillas hacia atrás. Otra parte te la llevabas a la boca haciendo ruidos de placer. Ñam ñam.

Primero metiste la cabeza y, de no ser por el resto de tu cuerpo, hubiera pensado que tu nuboso pelo era un arbusto. Luego, como una remera pasaste un brazo, después el otro y te calzaste la tierra para finalmente sumergirte en ella. La tierra tiene tu talle, te queda perfecta. Cuando me acerqué vi despedirse tus piecitos que bajaron súbita y delicadamente como fideos.

Me alegra saber que estás bien. Me pone feliz que hayas caído en el reloj de arena. Has de estar aprendiendo mucho donde el rábano y el boniato hacen las veces de estrellas y las montañas babilónicas crecen en un caudal que no se termina nunca.

Quisiera saber si dedicas las noches a surfear sobre ellas. Si el reflejo de la luna ilumina esas dunas curvilíneas como la blancura de tus papeles, sobre los que una vez te vi contando granos de arena. Concentrada, sin alzar la cabeza, uno tras otro, discando números en una calculadora-impresora desde donde alzábase un rollito de papel en una espiral, como la cascara pelada de una sola vez de una perfecta naranja.

Querida amiga te escribo porque estoy desesperada, necesito que me enseñes sobre los intervalos. Yo, que soy toda primer acto, segundo acto y tercer acto, alguna vez pude encandilarme en confianza y reposo con la tregua de la madrugada. Vos, que sos mi maestra taciturna, tenes el don de los interludios y conocés un pasadizo al desierto donde siempre es alba. Te pido que por favor me invites y me enseñes todo sobre estar absorta, risueña y embelesada.

Quizás puedas hacerme llegar un dibujo con algunos de esos números, jeroglíficos que hacen de coordenadas. Quizás podamos reunirnos en el jardín junto al túnel por el que te vi escabullirte, donde ahora meto esta carta y que hace rato estoy mirando alucinada.


Confío en que te llegará

Te quiere de corazón,
Camila